Cuando los escombros llegan a una planta de reciclaje comienza un proceso de separación y trituración para conseguir reciclar el material de la forma más minuciosa posible para poder ser reutilizados o reciclados.
En primer lugar, se realizará una selección mecánica y manual para separar los residuos más voluminosos e impropios, como maderas, hierros, cartones y plásticos.
El tromel es un un cilindro metálico formado por mallas o chapas perforadas que gira sobre su eje: el resultado es un cribado de material por tamaño.
Mediante un chorro de aire se separan los escombros más ligeros de los más densos o pesados. En esta fase suelen separarse residuos de cartón y plástico de otros escombros metálicos y minerales.
Gracias a esta fase se consigue separa metálicos ferromagnéticos de otros que no interactúan con los campos magnéticos. En la cinta transportadora continúan el proceso restos minerales y metales no férricos.
A mano, se separan los materiales restantes que no pueden mecanizarse.
Finalmente se acude a la trituración. Todos los materiales no separados anteriormente se trituran en diferentes granulometrías para volver a introducirlos en la cadena productiva como áridos o componentes de los cementos.