Cuando una carga de escombros llega a la planta de reciclaje, normalmente llega con muchos tipos de residuos mezclados: se pueden encontrar desde ladrillos, hormigón, escayolas, restos de cerámica, hasta hierros, maderas, plásticos, cartones y envases.
Para conseguir el reciclaje y valorización de estos escombros se utilizan una serie de procesos mecánicos, cuya finalidad es separar los residuos por tipo y tamaño y poder destinarlos de nuevo a otros usos, como estabilizar suelos y carreteras, mantenimiento de vías, rellenos, …
¿Quieres saber cuáles son estos pasos? Pues hoy en Transanc te lo contamos todo:
Es el primer paso. El camión con la carga del residuo llega a planta, donde es pesado, identificado y se anota su procedencia.
En una primera selección, se separan los residuos más voluminosos e impropios, como maderas, hierros, cartones y plásticos. Obviamente, los residuos de menor tamaño no se pueden quitar en esta fase y siguen en la cadena junto a los escombros, tierras,…
Este tambor es un cilindro metálico formado por mallas o chapas perforadas que gira sobre su eje: el resultado es un cribado de material, que consigue separar los sólidos por tamaño.
Es un equipo que emplea chorros de aire para separar los residuos menos densos o pesados de los más densos o pesados.
En una planta de reciclaje de escombros, lo que consigue esta etapa del proceso es separar los restos de plástico, cartón y papel de las tierras, piedras y escombros.
Este es un equipo que consiste en un potente imán que atrae todos los restos y materiales férricos del montón de escombros mientras avanzan a través de una cinta transportadora.
Los residuos siguen su viaje a través de la cinta transportadora, donde pasa por la fase de clasificación manual. En esta, varios operarios se encargan de inspeccionar el material y separarlo según tipos.
El último paso, es triturar todos los residuos a diferentes tamaños, según el objetivo de utilización que tenga la partida en cuestión.