Los áridos para la construcción son aquellos materiales inorgánicos que se emplean tanto para la fabricación de elementos (ladrillos) como para la preparación de mortero u hormigón. En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de áridos y cada uno de ellos se emplea con un objetivo distinto.
La arena, por ejemplo, es un tipo de árido que no supera los 5 mm de tamaño y se utiliza mezclada con cemento para obtener una sustancia que facilita que los ladrillos se peguen unos con otros y así formar tabiques. También se emplea en la fabricación de hormigón.
No todas las arenas son iguales. Las hay finas, de miga, gruesa o lavada, de río lavada, arena viva, etc.
Cada tipo de arena se utiliza para una cosa diferente:
Otro tipo de árido utilizado en construcción es la grava o gravilla. Se trata de un tipo de arena cuyo grano supera los 5 milímetros de diámetro. Se suele emplear para fabricar hormigón. Las hay de muy diferente tamaño atendiendo al grosor del grano.
Hay dos tipos:
La manipulación de áridos se realiza en camiones que la transportan a granel, en saca y sacos de 20 o 50 kilos hasta donde queramos.
Otra variedad de árido destacable es aquel que procede del reciclaje de los residuos de construcción y de demolición. Esto es posible cuando el material que se quiere reciclar se ha seleccionado adecuadamente en origen, y ha sido tratado como tal.
Estos áridos, no sólo reutilizan materiales que ya tuvieron vida anterior, sino que contribuyen a mejorar la calidad de nuestro entorno, pues no promueven el uso incontrolado de los recursos naturales.